Si hace un tiempo que estás en Italia, ya te habrás dado cuenta que el caffè es para los italianos lo que el mate es para los argentinos. Es la bebida nacional, y no es sólo una bebida.
Cuando en Argentina le decimos a un amigo “¡tenemos que tomarnos unos mates!”, dando a entender que lo estás invitando a una charla, en Italia decimos “¡tenemos que tomarnos un caffè!”. Y hasta aquí, las similitudes. Ahora te cuento las diferencias, y mi experiencia descubriéndolas.
La primera vez que me invitaron a tomar un caffè en suelo italiano, a horas de haber aterrizado, fue en el trabajo. Me llevaron a un dispenser (la macchinetta), y me preguntaron como lo quería. Dije ”sólo”, y aprendí la palabra liscio. Me preguntaron si quería azúcar, y dije “sí, dos sobrecitos”. Con cara de espanto, me cuestionaron como podía tomarlo tan dulce. Yo, que poco después iba a entender el por qué de esas caras, respondí que era “muy dulcera”. Cuando me dieron un pequeño vasito de plástico, cuyo contenido era un líquido oscurísimo, denso, y que ocupaba poco menos de la mitad de su capacidad, descubrí que el caffè y el café no eran la misma cosa. Y no fue lo único que aprendí esa vez: ¡el caffè italiano es fuertísimo para el paladar de los argentinos! Habituada a tomar varios café durante el día, y sin mirar el horario (e incluso durante las noches, cuando salía o estudiaba) en Italia si consumo un café después de las dos o tres de la tarde, ¡tengo asegurado el desvelo casi hasta la madrugada!
Estas, aunque las más evidentes, no son las únicas diferencias.
No creo que exista un italiano que en su casa no tenga una cafetera, pero IL caffè se toma en el bar y generalmente parado, en la barra. Y aunque, como decía, es común degustarlo en compañía, no es raro ver un italiano que, solo, entra al bar por su caffè.
Mientras en Argentina en un bar pedimos un café (o un expreso), aclarando chico, doble o cortado, en Italia los distintos modos en los que podés gustar un caffè son tantos que han dado origen al dicho “un italiano, un café”. Pidiendo un caffè (o caffé liscio) en un bar, se sobreentiende que querés un expreso servido como te contaba antes (en un pocillo cuyo contenido no supera la mitad de su capacidad total). Y algunas de las variantes más conocidas son estas:
caffè lungo: se le agrega un poquito de agua caliente
ristretto: se lo retira de la máquina enseguida, resultando más concentrado
macchiato: con leche y espuma de leche caliente; también conocido como macchiato caldo
macchiato freddo: con leche fría
decaffeinato: sin cafeína
orzo: lo más parecido que conozco, en Argentina sería malta
caffé doppio: un doble expreso, servido en taza más grande
caffé con panna: con crema
caffè corretto: con unas gotas de alguna bebida alcoholica: grappa, por ejemplo
shakerato: se bate en la coctelera el caffè, con hielo y azúcar
schiumato: sólo con espuma de leche caliente (sino pasa a ser macchiato)
marrochino: con espuma de leche y una espolvoreada de cacao en la superficie
mocaccino: con chocolate y espuma de leche; puede llevar cacao en polvo en la superficie
americano: servido en taza grande, se completa su capacidad con agua caliente
caffè con ghiaccio: con un hielo
caffè freddo: una vez servido, se lo deja enfriar
ginseng: con un poco de infusión al ginseng
matcha: con “matcha” (un tipo de té verde); una de las versiones mas modernas, muy difundida sobretodo en Milán
Si hablamos de café con leche, las opciones en la versión italiana son también variadas. La más parecida a la nuestra es el caffelatte: un caffè servido en taza grande, que se completa con leche caliente. Pero la más famosa, es el conocido cappuccino: caffè con poca leche y mucha espuma de leche calentada con vapor, y cuyas variantes más comunes son:
cappuccino chiaro: con más leche que café
cappuccino tiepido: con leche y espuma de leche tibia
cappuccino con cacao: con una espolvoreada de cacao arriba
cappuccino con cannela: con una espolvoreada de canela
cappuccino secco: solo con espuma de leche
Por último, algo similar a lo que en Argentina llamamos lágrima, el latte macchiato: un vaso de leche, con un chorrito de caffè.
¡AH! Un detalle: de cada una de las versiones que llevan leche, existe su par “scremato/a”
El caffé, como ves, es una de las tantas cosas que distingue a los italianos. Y su cultura así lo demuestra: para ellos es habitual pasar por un Bar por la mañana antes de ir a la oficina; la pausa, en el trabajo, es “la pausa caffè”; hay muchas canciones italianas dedicadas a esta bebida; el “caffè sospeso” nace en Italia. Y aunque no hay horarios para un caffè, mejor evitar pedir un cappuccino después del mediodia: ¡sin lugar a dudas sabrán que no sos italiano!
Ahora, después de algunos años en tierra italiana, el caffè es una de las cosas que extraño cuando viajo al exterior. ¿Mi preferido? ¡El cappuccino con cacao! ¡Sentada en un bar, compartiéndolo con amigas, es sinónimo de un buen momento! Y ni te digo si viene con una brioche... pero de ella ¡te cuento en otro post!
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