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Tiramisù

Es sin dudas “el postre” italiano. Famoso en todo el mundo, nadie duda de su origen. Aunque, en “la penisola”, varias regiones se contienden su invención.

Su receta no se encuentra en libros de cocina anteriores a los años 60 o 70. Y es mencionado por primera vez en un diccionario editado en los años 80. Esto hace del tiramisù un postre seguramente moderno.

Las regiones del Veneto y Friuli Venezia Giulia se atribuyen su creación. Se basan en versiones de varios gastrónomos que suponen que el postre nace en restaurantes del Veneto, particularmente de Treviso, como una variante de la Sopa Inglesa y con clara influencia de la cocina astro-húngara.

Y si del postre se dice que su origen sea veneto, el nombre podría ser friulano. Avalan esta hipótesis dos hechos: la cuenta de un restaurant, fechado en 1959, en el que aparece el nombre del postre, y el menú de dos cenas organizadas en un Hotel en 1963 y 1965. Dicho menú incluye entre los postres, en dialecto friulano par indolzi: di tirimi-su un pôc e di côce i flôrs . O sea: como postre un poco de tirimi-su y flores de zapallo.


Sin embargo, no sólo la historia explica el origen de esta delicia. Es que para su preparación se utilizan huevos, “saboiardi” (nuestras vainillas), mascarpone, café, azúcar y cacao. Dado que los “saboiardi” son galletas típicas del Piemonte, los piamonteses se adjudican su paternidad. Pero el mascarpone es típico de la Lombardía, por lo tanto, los lombardos lo creen suyo. Como si no bastaran tantos “padres”, siendo el tiramisù el postre italiano por excelencia y Roma la capital de Italia, ¡los romanos lo reclaman como propio! También los toscanos lo declaran nacido en sus tierras, pero no he encontrado un motivo o una excusa válidos para tal afirmación.

La primera receta del tiramisù tendría un origen menos mundano y derivaría del “sbatudin”, un compuesto de yema de huevo batido con azúcar que usaban las familias del campo como reconstituyente. A esta preparación, le agregaron el mascarpone. ¿No les recuerda algo? ¡Sí! ¡El huevo batido con azúcar y vino dulce, o cognac, de nuestros abuelos italianos!

Sin lugar a duda, éste es un postre energizante, con grandes capacidades nutricionales y restauradoras. ¡Algunos incluso afirman que también tendría efectos afrodisíacos! De ahí el nombre tiramisù que podríamos traducir en “levántame” o “dame fuerza”, hablando de ánimos obviamente.

En Argentina, si bien es muy conocido, no es tan fácil preparar la receta original. La causa es uno de sus ingredientes: el mascarpone. Éste, es un queso que se obtiene a partir de la crema de leche con agregado de ácido cítrico. Gracias a la globalización, en los últimos años ha llegado también a nuestra tierra, pero a veces es difícil conseguirlo.


Ingredientes para 6 porciones


5 huevos

500 g de mascarpone *

10 cucharadas de azúcar

savoiardi (vainillas)

cafè

cacao en polvo

Marsala (o algún otro vino dulce, a elección)


Preparación


Preparar el café y dejarlo enfriar, agregando un chorrito de un vino dulce a gusto (por ejemplo: Marsala, Vin Santo, etc ).

Para la crema al mascarpone:

Separar las claras de las yemas. En una batidora colocar las yemas con 9 cucharadas de azúcar. Batir hasta que el azúcar se haya disuelto completamente y se haya logrado una crema de color claro. Con una cuchara de madera, incorporar el mascarpone, realizando movimientos envolventes, con la batidora preferir una velocidad moderada. Reservar.

A parte, batir las claras a punto nieve, agregando la cucharada de azúcar restante (que le dará fuerza).

Por último, incorporar las claras a la crema de mascarpone, poco a poco y suavemente, utilizando una cuchara de madera. El resultado debe ser una crema espumosa.

Armado:

En un molde cuadrado o rectangular, extender una capa de crema que cubra todo el fondo. Mojar las vainillas en el café y acomodarla sobre la crema, una al lado de la otra, hasta cubrir toda la superficie. Espolvorear con cacao. Extender otra capa de crema y cubrirla con vainillas, repitiendo estos pasos hasta terminar los ingredientes. Tener en cuenta que la última capa debe ser siempre de crema. Espolvorear con cacao, usando un tamiz o un colador, para decorar la superficie.

Dejar enfriar en la heladera, por lo menos, 24 horas antes de servir.


*Si estas en Argentina y no conseguís mascarpone, podés sustituirlo mezclando 300 g de queso blanco con 200 ml de crema de leche.



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